Desde la vereda alopática

Dr. Pablo Korovsky 

Durante una lectura reciente encontré interesante una serie capítulos de un tratado de psicofarmacología (de Salazar Vallejo edición 2009, editorial Panamericana, uno de ellos a cargo de J. Medrano Albeniz), que me llevó a estos breves comentarios.

Es posible que por no tratarse de un material proveniente de un laboratorio, los autores  mantengan una posición bastante al margen del marketing habitual de estas empresas de fármacos.
Puede uno considerar que se trata de una fuente alopática autorizada y si bien nada es completamente nuevo, menciono algunos puntos:

Lo azaroso que ha sido en medicina y en la historia de la psicofarmacología el encuentro de fármacos, que inicialmente fueron aplicados con criterio clínico distinto al que se les dio después.

El reconocimiento de las limitaciones aún actuales para promover teorías biológicas que permitan medicamentos mas afinados. La intención de hallar la bala mágica que apunte al objetivo correcto, es todavía una serie de perdigones que afectan un amplio grupo de órganos con efectos secundarios no deseados.

La toma de conciencia del valor de lo constitucional al momento de la indicación de ciertos fármacos y la distancia a la que se está de la terapia génica con reemplazo de aquellos patrones distorsionados. Esto nos recuerda de algún modo la visión de la homeopatía donde lo genético está ampliamente considerado en el diagnóstico constitucional.

Los llamados “me toos” (yo también) es una modalidad que sigue presentándose con fármacos antes utilizados para ciertos cuadros y que ahora se les encuentra otras virtudes terapéuticas producto muchas veces mas de la casualidad o el empirismo, que de otra cosa, aspecto mencionado al inicio.
Tampoco esto es nuevo para la homeopatía, toda substancia produce cambios en diferentes sectores del organismo.

Se señala por otra parte que la vida media de las verdades médicas no pasa de 45 años y que al ritmo actual dentro de 50 años solo pervivirá un 26% de nuestros dogmas (Poynard et all 2002).
Teniendo en cuenta todo esto debiéramos ser mas moderados y humildes a la hora de los debates y polémicas, aunque inevitablemente es inherente a la condición humana.

Pensemos un ejemplo: la creencia de la efectividad infalible de los antidepresivos, es una presión frecuente de muchos pacientes y familiares frente a cuadros depresivos que prefieren dejar la homeopatía o usarla complementariamente.
En realidad los propios investigadores reconocen que esta efectividad que se le adjudica a muchos antidepresivos es relativa y en oportunidades no provocan ningún cambio terapéutico, según datos de registros, lo que además se observa con frecuencia en la clínica. Aquí probablemente intervienen factores de idiosincrasia individual pero ese perfil constitucional no es tenido en cuenta como eje, sino casi exclusivamente los síntomas objetivo. En otras palabras, no se considera en esencia la totalidad.

Los mitos siguen creándose día a día, por eso de vez en cuando es bueno observar qué pasa y qué piensan en la otra vereda.